miércoles, 7 de agosto de 2013

Berlín: la llegada!

Tras finalmente lograr salir de Frankfurt, y tomar las rutas que habíamos marcado en la hoja de ruta todo venía al pelo. Tuvimos muchas horas y con muchísimo calor dentro del auto, y 100km antes de Berlín me cansé y le ofrecí a Pablo que maneje. Se acobardó como el mejor, así que Laura sin ningún problema asumió el control (ahora vemos quien tiene bien puesto los pantalones de los dos!).

Todo bien, con la diferencia que Laurita no está muy acostumbrada a ir mirando los carteles con las máximas que cambian cada 3 o 4 km, así que veníamos haciendole carreritas a todo el mundo en Berlín. En Alemania, las autopistas tienen máxima ilimitada en ciertas partes pero hay otras que no funciona así y hay que estar atento especialmetne en los cruces o donde hay construcciones. Pero bueno, no pasó nada.

Cuando íbamos entrando, Pablo iba de copiloto señalando la entrada que teníamos que tomar, y Laura venía tomando todas bien hasta que Pablo dijo cualquiera y Laura se metió por otra. Pablo dice... "Noooooooooooo, te tenías que meter por la otra! No vamos a llegar nunca, noooo". De todos modos, estábamos bastante cerca y al rato ya llegamos al departamento.

Con Pablito en la Columna de la Victoria (Grosser Stern)



Algo qeu nos llamó mucho la atención es que no hsabía nadie para recibirnos, ni para cobrarnos, todo se hacía con un código sobre el coso de las cartas (no me sale como se dice) que te daba la llave del departamento.

Nos acomodamos un poco, y salimos a dar una vuelta. Estábamos parando en el Berlín occidental lo más al oeste que era posible, muy cerca de la costanera. Decidimos ir a pata, con el objetivo de llevar hasta la puerta de Brandemburgo.

Empezamos a caminar, nos encontramos con amplios espacios. Una ciudad totalmente diferente a las europeas, donde se caracterizan por la falta de espacios, y las calles que corren y se tuercen en todas las direcciones posibles. En Berlín, todas las calles bien derechas y todo perfectamente planificado, sin caos de tránsito por todos lados, con sendas para bicicletas bien ocupadas (a pesar que Pablo todavía se quejaba), con gente que respeta los semáforos en rojo en los cruces peatonales (a Laura la retó un policía).

Con Pablito en la Columna de la Victoria
Tras una buena caminata llegamos a la columna de la Victoria construida para conmemorar una victoria del Imperio Prusiano, que tenía a Berlín como su capital en aquel entonces.

Pablito y Laura
Seguimos caminando un poco hacia la puerta de Brandemburgo, y nos paramos a comer. Eran como las 6 de la tarde, pero en Europa del este está la tradición que uno puede comer a cualquier hora. así que no tuvimos problema para comer algo... Ahí, me pedí la comida más rara del mundo: me trajeron un pretzel y una especie de vasija con agua hervida adentro y dos salchichas blancas. Había que ver mi cara de sorpresa cuando vi esto jeje.

Spretzel con Salchichas hervidas, la comida perfecta....
Seguimos el paseo, y descartamos la posibilidad de llegar a la puerta de Brandemburgo. Nos metimos en el Zoológico, que está casi en el centro de Berlín está abierto al público, es un parque enorme con animales, un canal, bares y demás. Luego, pegamos la vuelta pero seguiamos a Pablo con su GPS que parece que no pudo encontrar las buenas referencias y terminamos llegando a casa aproximadamente a las 11 de la noche. Completamente fatigados.


Me empezaba a preguntar algo en ese momento.... ¿Y el negro?

1 comentario:

  1. Qué pasó con Iván??? Lo perdiste en Frankfurt? Pobrecito....
    No solamente le dàs a pABLO, También te la desquitàs con tu cuñadita. Qué desgraciado sos!!!

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