domingo, 25 de marzo de 2012

Holanda: Parte #1 - El Viaje


Imaginense que pasaron cosas en este viaje, que me dieron ganas de contarlo... Todo comenzó, en Nancy un día tranquilo, sentado en la oficina estaba chequeando el sitio de Eurolines y vi que había pasajes para ir a Amsterdam por una semana por 35 euros. Obviamente, lo compré. Por las dudas, 5 euros son por el seguro, o sea que salía 30! 11 horas de colectivo por 30 euros!

Así que preparé todo para el martes 20 de marzo, que a las 6 de la mañana ya me estaba despertando y yendo a tomar el colectivo que salía a las 7.15. Para empezar, con las cosas bizarras, en la explicación de donde tomar el colectivo, no se especificaba claramente el lugar sino que dejaba lugar a la duda en un espacio de 300 metros.

Llegué temprano, y cuando faltaban 5 minutos le pregunté a una chica que estaba ahí con una valija si esperaba el mismo colectivo, me dijo que si pero que normalmente salía tarde. No me preocupé, ahh... ella me dijo que hasta Bruselas le había salido 60 euros (mierda, gol de mitad de cancha).

Como era de esperarse, no venía y no venía... Ibamos ya esperando una hora, y seguía sin venir. Así que empecé a mirar alternativas en el día para no perder todo lo otro que había organizado, un pasaje de ida a Amsterdam en tren costaba 130-170 euros! Después, abrí el celu y me puse a revisar si habían cambiado el lugar, llegué a las condiciones y leo “La empresa se reserva el derecho de cambiar los horarios sin previo aviso”, ahí nomás le cuento a la chica esta y sigo leyendo el resto... Cuando me dice, “ahí viene me habías hecho asustar”; fin y al cabo, esperamos una hora y cuarto.

Antes de subir al colectivo, y el chofer me preguntó si tenía valijas le dije que si que esta, pero me extrañó que no me dijo nada y actuó muy extrañamente... Ya me iba a enterar el porque!

Cuando subo al colectivo, era una ensalada de sobras de domingo. Todas las nacionalidades, todos los colores y... lamentablemente, todos los olores.

Me senté al lado de una italiana, no muy agraciada la pobre...

Comenzamos el viaje, y cuando estabamos por entrar a Luxemburgo, todavía del lado francés; un vehículo de policía se posiciona delante nuestro, hace que los choferes lo sigan hasta un depósito, y ahí entra un cana a pedir papeles y pasaportes. Así de una agarran y se llevan toda la identificación de todos.

Quedamos todos adentro del colectivo encerrados por diez minutos, al rato vienen y devuelven algunos pasaportes y papeles. Entre ellos el mío (respirá mamá...). Al ratito, vuelven a aparecer con el resto de papeles, y a un tipo, que yo supongo que era indio (por el turbante, el pasaporte verde oscuro brillante y letras raras y por su forma de vestirse, racismo u olfato de observador, según el lado que se lo mire... jaja). Le dicen, esto no vale más en Francia, y le preguntan si habla ingleś o francés hace señas que no y le dicen... bueno, se tiene que quedar con nosotros. Uno menos...!

Seguimos camino hacia Luxemburgo más tranquilos ya, luego pasamos por Trier, Bruselas, Antwerp, Rotterdam, Das Heeg (ni idea como se escribe ni se pronuncia) y finalmente Amsterdam. Es como tomarse un colectivo a Buenos Aires por la distancia, pero con la diferencia que en vez de prar en Laboulaye parás en Bruselas.

La diversidad de paisajes que he visto, realmente increíble pasando por el lado francés ya acostumbrado a las pequeñas colinas, se acentúa bastante en Luxemburgo con colinas bastante más altas, rutas modernas y pequeños poblados alejados en el medio de la nada. En Bélgica cambia bastante el aspecto y en las ciudades vi bastantes banderas belgas en monumentos (cosa que me llamó la atención), también me sorprendió que los viejos edificios están bastante más mezclados con los modernos y hay edificios de distintos colores a los ya acostumbrado. Cuando entramos en Holanda, las autopistas y el paisaje cambian bastante se vuelve muchos más plano y en cierto modo me hizo acordar al camino que hacés para salir de Córdoba.

Rotterdam al primer golpe de ojo, me pareció super moderna y bella... Realmente tengo muchas ganas de ir.

En el medio de este trayecto, un electricista de orígenes marroquíes pero holandés (cara de marroquí que volteaba) se puso a contrarme lo del chofer. El chofer resulta que era polaco y no hablaba más que polaco. Así que cada vez que entraban a controlar, no sabía que decir y nadie entendia nada. Cuando había que hacer un cambio de colectivo, el tipo no sabía como hacer para llamar a la gente para explicarle que tenía que meterse en otro colectivo. Además de eso, desorganizado. A un pobre tipo lo hizo bajarse de colectivo, bajar todas las cosas y después tuvo que irlo a buscar jaja.

Me explicó el tipo, además que en Suiza el colectivo, se había retrasado porque estuvieron 3 horas afuera, cagandose de frío con la policía que los controlaba, un desastre. Todo por culpa del chofer jaja Esto explicaba porque el colectivo había llegado tan tarde a Nancy.

Finalmente, llegué a Amsterdam con una hora y media de retraso, y me terminé encontrando con Audrey quien me iba a alojar por los siguientes tres días.