viernes, 11 de octubre de 2013

Ruta de los Vinos

La ruta de los Vinos es la ruta de vinos más antigua de Francia. Está compuesta por más de 76 pueblos y comunes y alrededor de 170km. Todo esto dentro de la región de Alsacia, pasando por los departamentos del bajo y el alto rin. Al costado de Alemania.

El objetivo del viaje es agarrar una bicicleta, pedalear lo más que se pueda conocer los distintos lugares y tomarse unos vinitos. La región esta es famosa por sus vinos blancos: Pinot Noir, Pinot Gris,  gewurztraminer (A ver quien lo puede pronunciar), Klevener, entre otros. Hay muchas casas con producción local que se dedican a hacer y vender vinos, y a la gente que llega hasta ahí le ofrecen degustaciones gratis. Parecía un plan perfecto para tomarse todo en las degustaciones y después reventarse en la ruta, pero no fue así!

Mapa completo de la Ruta de los Vinos 

El objetivo nuestro era partir desde Strasburgo, llegar en auto y empezar a pedalear a partir de Marlenheim, hasta llegar a Selestat donde íbamos a pasar la noche, y comenzar el segundo día a partir desde Chatenois para llegar a Strasburgo por la tarde, tomarse un trencito y volver a Nancy.

La ruta de los vinos con Iván Higa


Todo comienza en un día de mucho calor, en Marlenheim con las bicicletas equipadas listas para salir. Hay que mencionar que Samuel, Julie y Juan tenían bicicletas de mountain bike y con el negro estábamos con una bicicletas pedorras de ciudad, para más desgaste físico todavía, yo cargaba dos mochilas sobre la bicicleta con cosas de todo el mundo.

Después de dudar un poco por donde empezaba, logramos agarrar la ruta de los vinos. Esta ruta está dentro de Alsace (donde está Colma y Strasbourg), y es una región que tiene una alta influencia alemana ya que ha pasado una y otra vez de manos francesas a alemanas. Finalmente es francesa, pero las casas son las típicas casas medievales alemanas.

Así a duras penas largamos con todas las pilas haciendo los primeros kilómetros parando en las distintas ciudades. Cada un par de kilómetros y tras meternos en distintos pueblos nos parábamos a putearnos porque no encontrábamos la ruta. Les preguntábamos a los locales, que se nota que muchas eran viejas que hacía 20 años estaban encerradas con su marido, y no tenían comunicación con el mundo exterior. Por lo tanto, nos hablaban media hora para decirnos vayan a la derecha.

El caminó se pasó entre subidas y más subidas, y los lamentos del negro que se empezaban a sentir. Que le dolía el culo, que las subidas eran empinadas y demás. A los 8 km, creo que fue su primera queja.

A las 12.30 paramos a comer en Molsheim, Juan y Julie se habían traído unos sandwichitos para comer. Pero nosotros, fieles a nuestro estilo de improvización terminamos encontrando un lugar con un menú por 9 euros comimos como reyes... El problema, había que seguir pedaleando...

Dos horas más tarde, muchas quejas y lamentos después, paramos en nuestra primera Cava. No estoy seguro de la palabra, pero son productores regionales de vino. La idea es que vos llegás en la bicicleta, te parás en la puerta les tocás la puerta y te sentás a probar vinos. Es tan familiar el tema, que entramos tocamos una puerta, una mujer aparece y nos pregunta si veníamos a probar los vinos, respuesta afirmativa (obvio!) y nos dejó con tres botellas de vino para que degustemos mientras ella se iba a seguir cocinando. Cada un rato, volvía a venir. Así cuando volvió le pedimos probar 2 más, y terminamos comprando 2 botellas para tomar a la noche.

Degustando vino con Iván, Samuel, Juan y Julie
En esta región son famosos los vinos Klevener, Muscat, Gewurztraminer (nombre alemán parece, no?), Pinot Gris y Pinot Noir. La verdad que ni me acuerdo cuales compramos pero el Muscat estaba bueno.

Seguimos pedaleando un rato largo, atravezando cada vez pueblitos más y más lindos. Algunos pueblitos que había que pedalear a 45 grados, llegábamos al pueblo y pum prácticamente caída libre. Lo cual estaba buenísimo, pero dolía, y dolía.

Así mi querido negrito fue muriendo, se quejaba que no podía más, cada vez que veía una subida se bajaba de la bicicleta y la hacía a pata, teníamos que esperar cada vez que terminábamos una subida; creo que era la primera vez que hacía tanto esfuerzo en mucho tiempo. Así que decidimos acortar el camino, e ir hacia Selestat donde estaba nuestro hotel. El problema fue que estábamos a 4.5km de Selestat, así que hubo que pedalear un trecho más largo aún, por suerte era camino recto. Eran las ocho de la noche, cuando llegamos al lugar.

Comimos una picada con muchas calorias, y después nos fuimos a dormir. Eran las 9, y el negro estaba tirado en la cama durmiendo. Creo que logramos algo que hacía mucho que no se conseguía. Hicimos 70km en el primer día!

El segundo día comenzó tranquilo, con las sobras grasosas hicimos un desayuno al paso.

Entre Bergheim y Ribeauville, agarramos una de las mejores bajadas así que veníamos descendiendo como bólidos. En Francia, suele haber en las entradas de los pueblos medidores de velocidad que te marcan si estás excedido. Samuel pasa, y le marca 48km/h; atrás venía yo a las chapas, y me marca el cartel que estaba excedido por 18km/h del limite de velocidad. Floja mi alegria! 68km/h con las bicicletas más complicadas. Hay que aclarar que con las mountain bike uno agarra menos velocidad en las bajadas, pero en la subida cuesta mucho menos. Al fin y al cabo chocho!

Normalmente aparece la velocidad en verde y luego una cara feliz si estas bien, y sino la velocidad en rojo y una cara triste
Cuando llegamos a Ribeauville, el negro no quería andar más estaba roto. Así que le propusimos buscar una estación de tren, y mandarlo de vuelta. Cuando llegamos a la plaza principal, tomamos control de una fuente que había y prácticamente nos bañamos ahí. Una vez que empezamos a refrescarnos, fue como que se paró todo el mundo que pasaba a hacer lo mismo jaja (fijando tendencias). Preguntamos en la oficina de turismo y nos dijeron que la estación de trenes estaba cerrada y justo los domingos no había colectivos, así que... había que seguir mi negrito jeje!

Ahí empezamos a analizar la situación, y decidimos que lo mejor era ir en dirección hacia Colmar para tomar el tren, de ahí ir a buscar el auto y volver. cuando llegamos a Colmar, habíamos hecho 50 km y estábamos todos chochos. Paramos a comer algo y tomar un vinito en Colmar. Miramos los trenes, y tomamos uno hacia Colmar.

Con mi negrito querido! Pobre Iván, acá ya estaba tirado. Por razones de respeto, evitamos las fotos el segundo día

El típico paisaje de un poblado en Alsacia


Cuando llegamos a Strasbourg en el tren había que ir a buscar el auto, todo el mundo feliz pero estábamos a 22km del auto. Y no teniíamos mapa para llegar hasta el auto, así que enganché la tablet en el manubrio de mi bicicleta y empezamos a seguir, el tema es que ya estaba cansado así que yo iba a todo lo que podían mis piernas y los obligué a todos a seguirme el ritmo :P. Incluído el negro. Así, después de una leve perdida encontramos la ruta y llegamos a destino.

El negro 8km antes de llegar al auto, dijo no puedo más y se quedó tirado en una garita de colectivos. La verdad que el loco estuvo super bien, porque hace bochas que no hace bicicleta y se bancó hacer 130 km al final, y todo el resto hicimos 140km.

En la vuelta en el auto, estábamos todos rotos y nadie hablaba, pero había valido la pena el sacrificio...

1 comentario:

  1. César: supongo que para hacer más llevadero el relato exageras la condición física de Iván. Ambos son inconscientes, es cierto que son muy jovenes, hizo demasiado esfuerzo sin que su físico estuviera adecuadamente entrenado. Traten de no hacer màs esto, pueden tener un feo susto.
    Otro tema. Así que los conductores de bici tienen un límite de velocidad? les cobran multa cuando se exceden?
    Los nombres de la mayoría de los pueblos no son conocidos.

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