BIci: Nancy - Metz

En  contra de todos los pronósticos, logré hacer otra de las cosas que tenía en mente hacer la ruta Nancy hasta Metz, una ciudad ubicada a 70 km de la primera. Por qué en contra de todos los pronósticos? Bueno, es una larga historia...

Otro hito más para esta bicicleta, llegada a Metz

El viernes nos juntamos en la casa de Gaëtan, uno de los compañeros de trabajo, a cenar. La cena estuvo muy buena, pero yo comenté que hacía tiempo tenía ganas de ir hasta Metz en bicicleta. Los chicos se rieron un rato, y conociendo mi bicicleta, no pudieron insistir más en que era muy difícil hacerlo. Eso fue carne para el cañón.

A la mañana siguiente, me desperté, desayuné rápidamente y decidí subirme a la bicicleta. Mientras estaba saliendo me la crucé a Catherine, la chica que vive conmigo. Y se rio un poco, pero bueno no importaba, ya estaba en el baile había que bailar.

Al salir de Nancy, tuve el mismo problema que varias veces no lograba encontrar el verdadero camino que tenía que tomar. Así que decidí hacer confianza ciega en Google Maps, y tomé el camino sugerido para bicicletas. El camino era aceptable pero con muchas subidas y bajadas, las cuales sumadas al frío y la niebla intensa que había a las 11 de la mañana me hicieron sufrir bastante. Incluso el paisaje mostraba señales de la helada de la noche anterior.

Cagado de frío, llegando a Pont a Mousson

Tranquilo, logré llegar a Pont a Mousson! Quería ir a comer algo tras 2 horas de pedalear, pero me pareció triste ir a sentarse solo a un restaurante. Así que me compré una tira de pan y una lata de gaseosa, y seguí mi trayecto.

Plaza principal de Pont à Mousson

Paré 20 minutos, pero ya tenía frío de estar quieto así que decidí salir. Tomé nuevamente las rutas sugeridas por la aplicación  de google y terminé al costado del canal. Entre Nancy y Metz hay un rio La Moselle, que los une por vía marítima. Tanto las autorutas, como rutas normales y pequeños poblados están todos ubicados alrededor del río, así que al parecer la mejor opción era seguir el río o al borde del río.

Empecé el trayecto y a medida que avanzaba los pozos de hacían más grandes, y los charcos de agua cada vez ocupaban más lugar. Incluso algunos estaban congelados, lo que me di cuenta después de pasar uno y que la bici parta para todos lados. Por suerte las alforjas hacían contrapeso y con los pies me pude mantener. Había que seguir, quedaban solo 30 kilómetros.

Camino tomado con mi bicicleta

El camino sugerido era usado por camiones de construcción, que aparentemente eran los únicos que pasaban por ahí por lo que me imagino que no les molestaba que hubiese pozos del tamaño de un crater. Y yo, encima con mi bicicleta de ciudad. Tras dejar ese paso, entre a un lugar que claramente utilizaban tractores, los pozos se transformaron en pilas de barro que había que cruzar como sea. Así que ahí, me empecé a llenar de barro los pies y los pantalones...

Finalmente el suplicio terminó y pude agarrar una ruta, veía como los bloques de barro caían para todos lados y la bicicleta recuperaba el control.... Ya faltaban solamente 15 kilómetros.

Restos de un acueducto romano, en Jouy-aux-Arches

Los últimos kilómetros fueron bastante tranquilos, no había mucho más que hacer que darle derecho. Las montañas habían desaparecido y el único obstáculo eran unos viejos que hacían deporte. Los fui puteando durante media hora, porque yo no daba más y tenía que estarlos bocineando y esquivandolos. Un par de viejas, las bocineaba y se daban vuelta "Bonjour" (al parecer hacía rato que no las bocineaban a las viejas jaja).

Cuando vi cartel de Metz, un escalofrío me llegó y mis piernas me decían fuerte y claro: "Pará, hijo de puta, o no hacemos más nada!". Así que descansé 5 minutos, y me fui hasta la estación de trenes para tomar el regreso en tren... Con la sensación que mi cuerpo quemaba pero el objetivo estaba cumplido.