Con Pablo en Frankfurt as Main |
Venía todo espectacular en el viaje, divirtiendome con los chicos estos hasta que entramos en Alemania. Resulta que Gaetán, le había puesto unos mapas hackeados por no se quien así que las rutas partían en todos los sentidos, el GPS que andaba como el culo... Para darle la razón al pa, había que mirar antes la hoja de ruta. Lo peor es cuando vez las opciones en la Autopista (Mandebourg, Aleehazwurst, etc...) está imposible. Así que haciendo un poco de fuerza, imaginandome para donde tenía que ir seguí los carteles hacia Maans, y luego empalme con otra ruta que iba hacia Frankfort. En vez de hacer 300 km hice 450km pero bueno. Al final, creo que yo ya tenía una cara de culo bárbaro y el loco de Guinea seguía diciendo giladas. Un grande!
Llegamos a Frankfort, bueno... Todo bien ahora hay que encontrar la estación de trenes. Fácil, Haupbanhof, obvio! Pero que pasa, en esta ciudad no está indicada sino que hay un cartel que dice Stadmitte. Sí, parece obvio, no? jaja No había forma! Así que me paré en una estación de servicio a preguntar, hasta que un loco me dijo la segunda palabra mágica y fui siguiendo las flechas hasta que hasta apareció la primera palabra. Wow! Ahí los dejé a los loquitos, al frente de la estación de tren pero como había un bondi que quería parar justo donde me quería bajar, medio que los eché ... pero bueno, una masa los loquitos!
Así esperé un rato más, hasta que aparecieron los dos sátrapas, me dio mucha alegría verlos. Medio raro también! La estación de trenes estaba en construcción así que no estaba claro por que vía iba a entrar su tren, pero no hubo drama. Los encontré, y nos fuimos para el auto a acomodar las cosas. Mientras pablito me venía contando su estadía con Tata en Amsterdam.
Pablo y Laura con el Dom de fondo |
En Frankfurt, no teníamos mucho tiempo así que hicimos un paseo bastante sencillo. Estuvimos en el Romer, una plaza medieval con construcciones típicas que justo había un escenario por un triatlón que se iba a dar el otro día así que puteamos un poco por eso.
Con Pablo en el Römer, Frankfurt |
Al otro día, con Internet arreglamos la salida hacia Berlín pero el Triatlón nos volvió a cagar la vida. Era muy gracioso, como Pablo se había encabronado. Descubrí el amor incondicional hacia las bicicletas, parece que se había vuelto traumado de que lo lleven por delante en Amsterdam y ahora culpa de las bicicletas no podíamos salir por donde queríamos a la ruta. Así que estuvimos dando vueltas como una hora por la costanera, le preguntamos a todo el mundo. Y al final salimos bien... El viaje venía de comenzar.
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